Durante su campaña política, Donald Trump usó a los cárteles mexicanos como uno de sus estandartes. Nombras a los cárteles como terroristas es una medida que ya resonaba por los pasillos de la Casablanca desde hace mucho tiempo. Pero también, es una decisión que nadie quería tomar.

Y es que, pasar de narcos a terroristas por decreto, sin duda sería un duro golpe a la relación con tu mayor socio comercial. De concretarse, esto sería un auténtico reto que, a continuación, analizaré, con 5 escenarios sobre lo que puede pasar con esta decisión.

Un gobierno entregado ¡O rebelde!

El primer de los escenarios implica la respuesta que tendrá el gobierno de la presidenta con A ante dicha decisión. Si bien, en un inicio parecía brava, debemos recordar que perro que ladra, no suele morder.

Así que, hay de dos sopas con Claudia Sheinbaum. Por un lado, podría revelarse ante Trump y darle por donde más le duele, la frontera. Por ejemplo, haciendo que los migrantes fluyan, casualmente, más rápido y en mayor volumen a la frontera. 

Pero, también está el otro lado de la moneda. Claudia podría resultar entreguista y decirle a Trump: “Lo que usted ordene señor”. Ya sea, a través de medidas impuestos localmente, por ejemplo, una política de seguridad más dura, o permitiendo operaciones de agencias extranjeras en nuestro país.

Drones por aquí, drones por allá

Otro escenario que podría darse, y seremos honestos, sí que puede suceder, es la intervención indirecta en nuestro país, como ha pasado en casi todo medio oriente. Basta con que un dron sobrevuele un campamento del narco y lance un Hellfire para enviarlos al infierno, o al cielo, ya dependerá de uno.

Como hemos aprendido con Trump, siempre espera lo peor, o más inesperado, de él. Y más ahora que, parece ser, viene renovado y con más ánimos. Así que los ataques con drones no deben quedar relegados a la imaginación de Michael Bay pues sí pueden pasar.

Quizás en un inicio, solo veamos drones de inteligencia y reconocimiento sobrevolando nuestro país. De hacerlo con permiso, bien, el gobierno lo autorizo, pero, en caso contrario ¿Qué sucedería? ¿Claudia daría la orden para derribar esos drones que violen nuestro espacio aéreo o se haría de la vista gorda?

Masiosares entrando por nuestra frontera

Si las acciones militares siguen escalando, existe la posibilidad de que veamos soldados estadounidenses caminando por nuestras calles. Ya sea, en acciones puntuales con miembros de la Delta Force entrando para eliminar a peces gordos, o de forma sínica, con una invasión ya de plano con fuerzas ocupando nuestro país.

En todo caso, el envío de tropas de Estados Unidos a México bajo la bandera del combate al terror es un escenario muy preocupante y que representa un gran desafío. No quedaría más que calificarlo como una invasión a nuestro país. Un escenario, que podría terminar con aún más violencia.

Allí es donde, creo, la presidenta con A se verá en un gran dilema. Todo ser que ocupe la presidenciable tiene la obligación de defender a la patria contra cualquier fuerza extranjera, así lo juraron en la constitución. Sea cual sea el caso, las guerras, nunca serán la respuesta.

Muchos políticos ¡A temblar!

Entre las medidas que incluye designar a los cárteles como terroristas están las facultades para congelar activos, incautar bienes y perseguir personas relacionadas con dichos grupos. Esto incluye, como ya lo hemos visto tanto en oriente medio como en Venezuela, la persecución de políticos relacionados con facciones terroristas y del narcotráfico.

No por nada, entre las sedes nacionales de los particos políticos, el Congreso, el Senado, Palacio Nacional o las secretarías de estado se respira el miedo en el aire. Pensemos en un político, por ejemplo, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya. Él está acusado de estar vinculado con el Cártel de Sinaloa, específicamente, la facción de los chapitos.

Imaginemos que Estados Unidos decide investigarlo y que, de pronto cuando decide viajar a Disney ¡Zas! Lo aprenden en migración en el aeropuerto y lo acusan de narcotráfico. Ese sería un duro golpe para todo el gobierno y todo lo que representa.

Por ello es que se dice que el miedo no anda en burro sino ¡En los políticos! Incluso si las investigaciones no se revelan, el miedo a ser atrapado, como pasaba con el temor a Dios, hará que la piensen dos veces antes de corromperse con el narcotráfico.

¿Y la respuesta popular?

El último escenario que viene a mi mente es el qué va a pasar con la sociedad cuando esta decisión se dé. Inevitablemente, somos un país, una bandera, una nación de patriotas que cantan el himno a todo pulmón cuando un medallista gana el oro, Checo en Fórmula 1 o en cada partido de la selección nacional.

Tendremos que unirnos ante una amenaza externa que, si bien promete limpiar este nido de ratas, en el paso, el reguero de sangre y el caos no lo justificarán. Tocará cantar a una sola voz, como dijo la presidenta, el himno y defender a nuestro querido México.

Y es allí, donde encuentro la esperanza de saber que, como pasa con las tragedias, la unión del pueblo de México, su solidaridad y valor es más que un partido político o una ideología. Allí es donde Claudia deberá jugar bien sus cartas y apelar a la unidad y no, a la bravuconería.

Aunque eso todavía no pasa

Meras especulaciones son estos escenarios pues ni Trump ha tomado posesión ni ha designado a los cárteles como terroristas. Así que, hasta que eso pase, queda mantenerse al pendiente y a reserva de cuáles son los escenarios a cumplirse.

Esperemos que ambas partes recapaciten y tomen decisiones que no solo vayan con sus intereses sino también con el bienestar de ambas naciones. Pase lo que pase, siempre habrá un escudo azteca retumbando en el pecho y un México unido que quiere la paz y no la guerra, que quiere fiesta y no balacera.