La inflación en Estados Unidos sigue moderándose y en septiembre se ubicó en 2.2 por ciento anual, reveló hoy el Departamento de Trabajo.

Descenso notorio frente al año anterior

Este dato representa un descenso significativo en comparación con el año anterior, cuando la inflación alcanzó el 8.2 por ciento. La disminución se ha visto favorecida por la caída en los precios de los energéticos y otros productos básicos, según el informe oficial.

El reporte detalló los siguientes puntos claves:

• Índice de precios al consumidor (CPI) incrementó 0.3% en septiembre comparado con el mes anterior.
• Los precios de la gasolina y la electricidad registraron una baja significativa.
• El costo de los alimentos aumentó ligeramente.

En términos generales, el índice subyacente, que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, aumentó un 0.1% en septiembre, situándose en una tasa anual del 2.4 por ciento.

La Reserva Federal ha mantenido una política de incremento gradual de las tasas de interés para intentar controlar la inflación sin frenar el crecimiento económico. Según Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, el enfoque continuará siendo prudente en los meses venideros.

“Aunque hemos visto mejoras significativas en los últimos meses, seguimos monitoreando de cerca las condiciones económicas para ajustar nuestra política según sea necesario”, comentó Powell.

El informe también resaltó que sectores como el de la vivienda y los servicios médicos no experimentaron cambios significativos en sus costos, lo que ayudó a la moderación del índice de inflación general.

• Los precios de alquileres subieron un 0.4% en septiembre.
• La atención médica registró un incremento marginal del 0.2%.

Por último, economistas apuntan a la estabilidad de los precios como un signo positivo para la economía estadounidense, aunque advierten que factores externos como los conflictos geopolíticos y las políticas comerciales podrían influir en la tendencia a corto plazo.