En Corea del Sur, un fenómeno preocupante está afectando la vida de muchas mujeres: el uso creciente de videos pornográficos deepfake. Estos montajes digitales, que utilizan inteligencia artificial para superponer el rostro de una persona en el cuerpo de alguien más, se han convertido en una forma de violencia digital que infringe sobre la privacidad e integridad de las mujeres.
Preocupación creciente
El uso de tecnología deepfake para crear contenido pornográfico sin el consentimiento de las personas es un problema que se ha expandido rápidamente. Muchas mujeres han denunciado que sus rostros han sido usados en estos videos, lo que ha generado gran angustia y afectado su bienestar emocional. Esta práctica se ha facilitado debido a que las herramientas para crear deepfakes están cada vez más al alcance de cualquier usuario de internet.
El impacto de esta forma de violencia digital no es solo emocional, sino que también puede tener repercusiones sociales y laborales para las víctimas, quienes viven con el temor constante de que estos videos sean vistos por colegas, amigos o familiares. La vergüenza y el estigma asociados a estos montajes falsos son difíciles de superar.
La diputada surcoreana Youmin Kim expresó su preocupación: “Es necesario tomar medidas urgentes para proteger la privacidad y la dignidad de las víctimas de deepfakes.”
Frente a esta situación, el gobierno de Corea del Sur está tomando pasos para combatir esta forma de acoso virtual. Se han propuesto nuevas leyes que buscan penalizar más severamente la creación y difusión de deepfakes sin consentimiento, lo que incluye penas de cárcel y multas elevadas.
Algunas estadísticas recientes arrojan luz sobre el alcance del problema:
- Aproximadamente el 96% de los deepfakes en línea tienen contenido pornográfico.
- El 25% de estos videos falsos contiene imágenes de mujeres coreanas.
- Un incremento del 300% en las denuncias de casos de deepfakes en el último año.
Las organizaciones de derechos de las mujeres en Corea del Sur están instando a una mayor educación pública sobre el daño que causan los deepfakes, así como a campañas para aumentar la conciencia sobre la necesidad de un comportamiento ético en línea