El sistema eléctrico de Cuba ha colapsado, dejando a gran parte de la población sin suministro de energía. La situación es crítica, y el gobierno enfrenta dificultades para restablecer el servicio en medio de una serie de problemas técnicos y de infraestructura.
Problemas estructurales y mantenimiento deficiente
La red eléctrica cubana ha venido arrastrando deficiencias por décadas, con un mantenimiento ineficiente y una infraestructura obsoleta. Expertos señalan que la falta de inversión en tecnología para modernizar el sistema ha contribuido significativamente al colapso.
El país depende enormemente de centrales termoeléctricas envejecidas y, a pesar de algunos intentos por diversificar las fuentes de energía, la transición ha sido lenta y sin impacto significativo en la capacidad de generación eléctrica nacional.
El gobierno cubano ha declarado que ya se está trabajando en la reparación de las averías. Sin embargo, muchos ciudadanos expresan escepticismo sobre la rapidez y eficacia de las soluciones propuestas.
La empresa eléctrica estatal ha comunicado a la población acerca de cortes programados para lograr estabilizar el sistema. Estos apagones son parte de un plan de contingencia para lidiar con la crisis, afectando tanto a hogares como a sectores industriales.
“Estamos haciendo todo lo posible para solucionar el problema, pero tomará tiempo dada la magnitud de los daños,” explicó un portavoz de la empresa eléctrica estatal.
Algunos datos relevantes sobre la situación actual del sistema eléctrico en Cuba son los siguientes:
- 70% de las infraestructuras eléctricas tienen más de 30 años de antigüedad.
- Se reportan apagones en más del 80% del país.
- Dependencia en un 95% de combustibles fósiles para generación eléctrica.
Esta situación ha llevado a los cubanos a encontrar alternativas para enfrentar la falta de electricidad, incluyendo el uso de generadores personales y fuentes de energía renovable a pequeña escala en comunidades locales. No obstante, estas soluciones no están al alcance de todos los habitantes, lo que genera desigualdades en el acceso a servicios básicos.