En México, a pesar de los intentos legislativos por reducir el consumo de comida chatarra, las medidas parecen no ser efectivas en alterar los hábitos de la población. Recientemente, varios estados han implementado leyes para restringir la venta de bebidas azucaradas y productos ultraprocesados a menores de edad, pero los resultados no han mostrado un impacto significativo en la salud pública ni en la disminución del consumo de estos productos.
Medidas implementadas en diversos estados
En Oaxaca, el primero en aprobar dicha legislación en 2020, se prohibió la venta de alimentos de alta densidad calórica a menores de edad en comercios y escuelas. Sin embargo, en los años siguientes, apenas se registró una disminución en las compras de estos productos.
Similar iniciativa fue adoptada en Tabasco, donde se introdujeron restricciones similares ese mismo año. En ambos estados, las leyes contemplaban sanciones para los comercios que incumplieran con la prohibición, pero la implementación de estas leyes ha enfrentado dificultades debido a la falta de vigilancia efectiva y a la resistencia de los comercios locales.
En el caso de Chiapas, la legislación aprobada un año después pretendía seguir el mismo camino de sus predecesores. No obstante, se encontró con barreras similares a la hora de ser aplicadas plenamente. La venta de estos productos siguió predominando, con pocos cambios visibles en el entorno alimenticio de los niños y jóvenes.
Datos proporcionados por estudios de mercado indican que, pese a los esfuerzos estatales, el impacto ha sido mínimo:
- El consumo de bebidas azucaradas se mantuvo casi inalterado.
- Los productos ultraprocesados siguen representando una gran parte de la dieta en menores.
- No se reportaron mejoras significativas en los índices de obesidad infantil.
Expertos en salud pública y nutrición sostienen que, para combatir la crisis de obesidad y enfermedades relacionadas, es necesario que estas políticas sean complementadas con campañas educativas robustas y un cambio integral en la cultura alimentaria del país.
“Sin un cambio de conciencia y educación en los consumidores, las prohibiciones solo son una solución parcial”, comentó un experto en la materia.