Analistas económicos han señalado que hay poco margen para realizar modificaciones substanciales en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) debido a las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos y a las prioridades políticas de cada país. Estas circunstancias limitan el tiempo y la disposición para renegociar aspectos clave del acuerdo comercial.

Factores que limitan las modificaciones

El T-MEC, firmado en 2018 para sustituir al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ha sido fundamental en la relación comercial entre los tres países. Sin embargo, observaron los expertos que ajustar este tratado puede ser un proceso complejo y políticamente sensible.

“Las elecciones en EE.UU. en 2024 imponen una restricción de tiempo, ya que la administración actual probablemente no quiera involucrarse en una renegociación complicada durante el año electoral”, explicó un especialista en comercio internacional.

Entre los factores que complican cualquier modificación importante del T-MEC se encuentran:

• El proceso electoral en Estados Unidos, que distrae la atención política de grandes cambios comerciales.
• Las prioridades internas en Canadá y México, que se centran en cuestiones económicas nacionales.
• La posible resistencia de grupos empresariales que se benefician del status quo.

A pesar de estos desafíos, hay quienes consideran que hay ciertos aspectos del tratado que podrían ser objeto de ajustes menores o acuerdos complementarios, especialmente en áreas donde ha habido conflictos o quejas recurrentes desde su implementación. Sin embargo, estos cambios tendrían que ser manejados cuidadosamente para evitar tensiones diplomáticas o económicas mayores.

En conclusión, aunque existen espacios para mejorar la aplicación del T-MEC, las modificaciones significativas parecerían poco probables en el corto plazo debido a las limitaciones impuestas por los entornos políticos y económicos de las tres naciones involucradas. A partir de esto, se espera que el enfoque se mantenga en optimizar el funcionamiento del acuerdo existente, más que en buscar una renovación de sus términos fundamentales.