En la emblemática Plaza Izazaga 89, ubicada en el corazón de la Ciudad de México, los locatarios se ven obligados a empaquetar sus mercancías debido a la incertidumbre generada por los desalojos programados. Esta medida se ha convertido en una escena común en el mercado, donde vendedores de todo tipo de productos están empacando sus bienes con la expectativa de un desalojo inminente.
Preocupación entre los locatarios
La situación ha generado gran preocupación entre los comerciantes de la plaza, quienes se sienten desprotegidos ante la falta de información clara y las constantes notificaciones de desalojo que han recibido.
Un comerciante del lugar expresó su frustración al respecto:
“No sabemos a dónde iremos ni qué pasará con nuestro medio de vida. Sólo queremos seguir trabajando en paz.”
Este sentimiento es compartido por muchos otros locatarios que, como él, enfrentan una situación incierta y temen por el futuro de sus negocios.
La plaza, famosa por ofrecer una amplia variedad de productos, desde electrónicos hasta textiles, ha sido durante años un punto de encuentro y comercio crucial para la economía local. Sin embargo, la reciente noticia de los desalojos ha puesto en riesgo no sólo a los comerciantes, sino también a los empleados y clientes habituales de este mercado.
De acuerdo con información recabada, los desalojos responden a motivos ligados al incumplimiento de normas de seguridad del inmueble y a problemas legales relacionados con la propiedad del mismo. Sin embargo, los locatarios alegan que no han sido debidamente informados ni se les ha ofrecido asistencia en el proceso.
Datos estadísticos actuales destacan:
- Más de 200 locales comerciales se encuentran en riesgo.
- Aproximadamente 1,000 empleados podrían perder su trabajo.
- La plaza recibe diariamente a unas 5,000 personas.
Frente a este panorama, los locatarios solicitan a las autoridades que intervengan para buscar una solución justa que les permita continuar con sus actividades comerciales sin interrupciones. Por ahora, la incertidumbre sigue siendo el mayor reto para quienes dependen de la Plaza Izazaga 89 para sobrevivir