El huracán Milton dejó a su paso una estela de destrucción en Florida, dejando sin electricidad a más de dos millones de residentes. La tormenta tocó tierra con vientos sostenidos de 150 kilómetros por hora, causando estragos en la infraestructura eléctrica y provocando interrupciones masivas del servicio.

Impacto del Huracán Milton

Las autoridades locales reportaron que el huracán causó daños significativos en varias ciudades, especialmente en zonas costeras donde las marejadas ciclónicas inundaron áreas urbanas. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el estado de emergencia y enfatizó la gravedad de la situación.

La restauración del servicio eléctrico es nuestra prioridad, pero llevará tiempo, dada la magnitud de los daños causados por Milton.

Las compañías de energía han desplegado equipos para reparar las líneas eléctricas dañadas y restablecer el servicio lo más pronto posible. Sin embargo, los esfuerzos se ven obstaculizados por las condiciones climáticas severas y el acceso limitado a algunas áreas afectadas.

El impacto del huracán ha sido particularmente severo en las siguientes áreas:

• Tampa Bay
• Orlando
• Fort Myers
• West Palm Beach

Además de los cortes de energía, el huracán ha causado numerosos daños materiales. Muchos residentes han perdido sus hogares, y otros enfrentan la ardua tarea de reparar los daños en sus propiedades. Las fuerzas de seguridad y los servicios de emergencia trabajan incansablemente para asistir a los afectados y brindarles refugio y suministros básicos.

El Centro Nacional de Huracanes ha advertido que las lluvias intensas continuarán en algunas áreas, incrementando el riesgo de inundaciones. Las autoridades instan a la población a mantenerse informada y seguir las indicaciones de evacuación si es necesario.

Se espera que el impacto económico del huracán sea cuantioso, ya que las pérdidas materiales se suman a la interrupción de actividades comerciales en la región. Los expertos señalan que la recuperación completa podría tomar varias semanas, dependiendo de la velocidad con que se logre restaurar la energía y reparar las infraestructuras críticas.