En el contexto jurídico mexicano, la relación entre la Constitución y los tratados internacionales ha sido un tema de debate recurrente. La supremacía constitucional establece que la Constitución es la norma máxima del país, pero esto no significa que los tratados internacionales carezcan de importancia o impacto en el orden jurídico nacional.
La relación entre la Constitución y los tratados internacionales
Tradicionalmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha afirmado la supremacía de la Constitución sobre los tratados internacionales, basándose en el artículo 133 constitucional, que estipula que la Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, serán la ley suprema de toda la Unión.
El debate en torno a esta supremacía no es nuevo ni necesariamente negativo, sino que forma parte de la dinámica jurídica de adaptación y evolución del derecho mexicano en el ámbito internacional. A pesar de esta supremacía, los tratados internacionales siguen siendo una parte fundamental del diseño normativo del Estado mexicano.
“La Constitución Mexicana no descarta la incorporación de normas internacionales, pero condiciona su aplicación a que sean compatibles con la misma”, señalaron expertos en derecho constitucional.
De esta manera, la relación entre la legislación nacional e internacional busca un equilibrio, donde la Constitución funge como el parámetro último pero no único. Esta situación ha llevado a diversas interpretaciones y criterios, especialmente cuando los tratados abordan temas de derechos humanos.
- La Constitución Mexicana es la norma suprema del país.
- Tratados internacionales requieren compatibilidad con la Constitución.
- El artículo 133 de la Constitución respalda su supremacía.
En efecto, México ha sido parte de tratados internacionales que abordan estos derechos, y en ciertas ocasiones, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha tenido que intervenir en interpretaciones relacionadas. Lo esencial es asegurar que la aplicación de tratados no comprometa los principios fundamentales de la Constitución.
Por tanto, la relación entre la Constitución y los tratados internacionales no es rígida, sino una conversación continua que busca salvaguardar la soberanía jurídica de México mientras cumple con sus compromisos internacionales.