En el vertiginoso mundo de la inteligencia artificial, mucho se discute sobre el rol de las máquinas y el avance de las tecnologías. Sin embargo, poco se habla de la contribución humana que se encuentra detrás del desarrollo de estas innovaciones. En América Latina, un creciente número de trabajadores realizan tareas cruciales para el entrenamiento de los algoritmos de inteligencia artificial, tareas que muchas veces pasan desapercibidas y no son valoradas en su justa medida.
La dimensión humana de la inteligencia artificial
En la región, diversas plataformas en línea han reclutado a personas para realizar trabajos como la clasificación de imágenes, la transcripción de audios o la revisión de contenido sensible. Estas actividades, aunque básicas, son imprescindibles para alimentar y verificar los datos con los que se entrenan los sistemas de inteligencia artificial. Sin la intervención humana, las máquinas no tendrían la capacidad de aprender de manera efectiva.
Las condiciones laborales y económicas de estos trabajadores suelen ser precarias. En muchos casos, los pagos son bajos, y la jornada laboral es extensa y agotadora. Esta realidad pone de manifiesto una desigualdad en la cual personas de países en desarrollo realizan las tareas más tediosas mientras que corporaciones internacionales cosechan los mayores beneficios.
Según datos recientes, se estima que en América Latina:
- Una gran parte de estos trabajadores son jóvenes entre 18 y 30 años.
- El pago promedio por hora es inferior al salario mínimo en la mayoría de los países de la región.
- Muchos de ellos trabajan de manera informal, sin acceso a beneficios laborales o seguridad social.
La falta de regulación y la invisibilidad de estos puestos de trabajo generan un vacío preocupante en la normativa y las políticas públicas de la región. Mientras que la inteligencia artificial sigue en expansión, la necesidad de visibilizar y valorar este tipo de trabajo se vuelve cada vez más urgente.
Al respecto, un trabajador entrevistado destacó:
“Es frustrante saber que nuestro trabajo es fundamental para la tecnología de punta, pero no somos reconocidos por ello ni recibimos una compensación justa.”
El desafío en América Latina es encontrar el equilibrio entre el avance tecnológico y el bienestar de la fuerza laboral que lo sostiene. Esta situación plantea una oportunidad para desarrollar políticas que protejan y dignifiquen el trabajo humano en el ámbito tecnológico.