El narcotráfico en México continúa diversificando sus métodos de operación y reclutamiento, y recientemente ha puesto su mira en estudiantes universitarios para labores relacionadas con la producción de fentanilo. Este fenómeno se ha intensificado en instituciones de educación superior, principalmente aquellas con programas en áreas químicas.

Estrategias de reclutamiento

Los cárteles de la droga han encontrado en los estudiantes de química, farmacología y bioquímica un blanco atractivo para sus actividades ilícitas. Estos jóvenes, a menudo con escasos recursos económicos y en busca de oportunidades laborales, son seducidos con promesas de sueldos elevados y trabajos estables. De acuerdo con autoridades, esta situación se ha vuelto más prevalente en zonas como Sinaloa, Jalisco y Tamaulipas.

El fentanilo, un opioide sintético mucho más potente que la morfina, ha experimentado un aumento en su producción y tráfico debido a nuevas demandas en el mercado negro. Esto ha llevado a los narcotraficantes a buscar personal capacitado que pueda “cocinar” o sintetizar este peligroso químico bajo condiciones menos controladas que las de un laboratorio convencional.

Una fuente del gobierno comentó sobre este preocupante desarrollo:

“Están aprovechando el conocimiento técnico de los estudiantes, pero los ponen en riesgo al involucrarlos en actividades peligrosas e ilegales”

.

La situación es alarmante para instituciones educativas y padres de familia, quienes temen por la seguridad y el futuro de sus jóvenes. Por su parte, las autoridades están buscando implementar programas de prevención y concientización para evitar que más estudiantes caigan en estas redes delictivas.

Algunos de los esfuerzos que se están considerando incluyen:

• Campañas de información para estudiantes sobre los riesgos del involucramiento con el narcotráfico.
• Cooperación entre las universidades y las fuerzas del orden para detectar y frenar el reclutamiento.
• Creación de más oportunidades de empleo legítimo para jóvenes en el campo de la química.

El reto es monumental, ya que implica no solo una acción policial, sino también un trabajo profundo de transformación social y educativa para ofrecer caminos legales y seguros