En Ecuador, la situación se ha vuelto extremadamente peligrosa para los periodistas investigativos que se atreven a revelar la corrupción y los vínculos con el narcotráfico. Dos periodistas ecuatorianos, cuyo trabajo expuso estas realidades incómodas, se han visto obligados a exiliarse debido a amenazas a su seguridad personal.
Periodistas en peligro
Los periodistas en cuestión, cuyo trabajo ayudaba a desenmascarar la corrupción en niveles gubernamentales y revelaba conexiones con organizaciones de narcotráfico, han sido víctimas de amenazas constantes que los llevaron a tomar la difícil decisión de dejar su país. Su exilio pone en evidencia la falta de protección y apoyo hacia los comunicadores y la creciente presión sobre la libertad de prensa en Ecuador.
“Las amenazas ya no eran solo contra mí, sino también contra mi familia. No tuve otra opción que salir”, lamentó uno de los periodistas.
La violencia y el acoso contra periodistas en Ecuador no son aislados. Según datos recientes, el país ha experimentado un alarmante aumento en estos incidentes:
- En los últimos dos años, más de 200 periodistas han reportado amenazas e intimidaciones.
- Al menos 50 periodistas han sido agredidos físicamente mientras realizaban su trabajo.
- 15 periodistas han tenido que exiliarse en el último año por razones de seguridad.
Las organizaciones de derechos humanos y periodísticas han emitido severas críticas al gobierno ecuatoriano, demandando acciones concretas para proteger a los periodistas y salvaguardar la libertad de expresión. Varias entidades internacionales también han llamado la atención sobre la situación, señalando que la falta de acción podría profundizar la crisis.
“La libertad de prensa es fundamental para la democracia. Si permitimos que estas amenazas continúen, estamos renunciando a nuestros derechos básicos como sociedad”, expresó un representante de una organización de derechos humanos.
El caso de estos dos periodistas ecuatorianos refleja una realidad más amplia y preocupante en América Latina, donde el riesgo para los comunicadores ha crecido exponencialmente. La comunidad internacional sigue observando de cerca, pero la solución debe surgir desde dentro del país, con un compromiso firme y decidido de las autoridades para garantizar la seguridad y libertad de los periodistas.