El asesinato del sacerdote jesuita Javier Campos Morales, conocido cariñosamente como “El Gallo”, en el municipio de Urique, Chihuahua, ha generado un profundo impacto en la comunidad local y en la congregación jesuita. Amigos y feligreses del padre han recordado cómo él mismo había señalado los riesgos a los que estaba expuesto debido a la situación de violencia en la región. El sacerdote, quien dedicó su vida a servir a las comunidades de la Sierra Tarahumara, había expresado en diversas ocasiones su preocupación por la creciente inseguridad en la zona.
Inseguridad en la Sierra Tarahumara
La muerte del padre Campos Morales resalta los problemas persistentes de inseguridad que afectan a la Sierra Tarahumara, una región conocida no solo por su belleza natural, sino también por ser escenario de diversos conflictos relacionados con el crimen organizado. A pesar de las advertencias sobre los peligros en la zona, el padre continuó con su trabajo pastoral, ofreciendo apoyo espiritual y social a las comunidades locales.
En un comunicado reciente, la Compañía de Jesús expresó su profunda preocupación por la seguridad de sus miembros en regiones alejadas y peligrosas de México. Recordaron al padre Campos Morales como un hombre comprometido con su labor pastoral, quien a menudo mencionaba su inquietud por la situación violenta. Un compañero sacerdote recordó uno de sus comentarios:
“El Gallo solía decir que estábamos en peligro. Para él, la fe no era solo cuestión de palabras, sino de acción y presencia en la comunidad.”
El asesinato del padre se suma a una serie de actos violentos en la región. Datos recientes indican que el crimen en la Sierra Tarahumara está en aumento, lo cual es motivo de alarma para los residentes y las autoridades eclesiásticas. Los problemas en la región incluyen:
- Violencia relacionada con el narcotráfico.
- Denuncias de extorsión y secuestro.
- Desplazamiento forzado de comunidades indígenas.
La comunidad jesuita ha hecho un llamado a las autoridades para que se refuerce la seguridad en la región, a fin de proteger tanto a sus miembros como a la población local