Las autoridades de Estados Unidos han acusado a varios miembros del grupo delictivo Los Zetas de continuar liderando operaciones criminales desde el interior de prisiones en México. Esta acusación destaca el continuo desafío que representa desmantelar las estructuras de organizaciones criminales que, a pesar de los esfuerzos para encarcelar a sus líderes, siguen activos gestionando actividades ilícitas desde las celdas.
Operaciones desde prisión
El Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que ha presentado cargos contra varios miembros de Los Zetas, alegando que estos continúan controlando y supervisando diversas actividades delictivas, incluso desde detrás de las rejas. Este fenómeno no es nuevo, ya que en repetidas ocasiones se ha evidenciado cómo ciertos líderes criminales mantienen su poder e influencia dentro y fuera de la cárcel.
Se señala que estas operaciones se llevan a cabo gracias a la corrupción y a la capacidad de los reclusos de comunicarse con el exterior, lo cual les permite seguir realizando acciones como tráfico de drogas, extorsión y lavado de dinero. Esta situación plantea un reto significativo para el sistema penitenciario mexicano y la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado.
Entre las principales acciones atribuidas a los líderes de Los Zetas desde prisión se destacan:
- Tráfico de drogas a nivel internacional.
- Extorsiones a empresarios y ciudadanos.
- Lavado de dinero utilizando redes complejas financieras.
Un portavoz del Departamento de Justicia, al respecto, mencionó:
“Estas acusaciones subrayan nuestra determinación de llevar ante la justicia a aquellos que amenazan la seguridad de nuestras comunidades, sin importar dónde se encuentren”.
Esta declaración resalta el compromiso de Estados Unidos por atacar a las organizaciones criminales de manera integral, colaborando con distintos países para cortar de raíz las operaciones de estos grupos.
El gobierno estadounidense insta a las autoridades mexicanas a reforzar la seguridad y los controles dentro de los penales para prevenir que los criminales encarcelados continúen con sus actividades delictivas, enfatizando la necesidad de una colaboración más efectiva entre ambos países para combatir este problema complejo.