Recientemente, Boris Johnson, ex Primer Ministro del Reino Unido, ha revelado en una serie de conversaciones que la Reina Isabel II habría fallecido a causa de un tipo de cáncer. Esta información ha generado controversia, dado que las declaraciones oficiales siempre mencionaron que el deceso de la monarca fue debido a su avanzada edad y causas naturales.
Detalles Revelados por Johnson
Según las declaraciones de Johnson, la Reina padecía mieloma, un tipo de cáncer de la médula ósea, conocido por sus síntomas debilitantes, como dolor óseo y fatiga. Estas afirmaciones fueron realizadas en el marco de una conversación entre Johnson y Anthony Seldon, coautor de un libro centrado en el liderazgo del ex Primer Ministro durante su mandato.
La enfermedad habría afectado a la Reina durante sus últimos años de vida, limitando su capacidad para cumplir con sus deberes reales. La Casa Real nunca confirmó oficialmente esta versión, pero según Johnson, el diagnóstico de mieloma habría sido conocido por un círculo íntimo de la familia y el personal de confianza de la monarca.
En el libro, Johnson relata:
“La Reina no quería que nadie la viera sufrir y estaba decidida a continuar con su trabajo tanto como fuera posible.”
Esta nueva información sobre la salud de Isabel II reaviva el interés y las especulaciones sobre los últimos días de la monarca, quien fue una figura crucial en la historia contemporánea del Reino Unido.
Las declaraciones de Johnson han provocado que se preste nuevamente atención a los posibles problemas de salud que Isabel II enfrentó en sus últimos años. A pesar de la reserva que caracterizó a la Casa Real respecto a la salud de la Reina, estos nuevos detalles ofrecen una perspectiva más amplia sobre los desafíos a los que se enfrentó antes de su fallecimiento.
Los principales puntos mencionados por Johnson en referencia a la salud de la Reina incluyen:
- El diagnóstico de mieloma, un cáncer de la médula ósea.
- Síntomas como dolor óseo y fatiga.
- Deseo de Isabel II de continuar con sus deberes hasta el final.
Esta revelación añade una nueva dimensión al legado de Isabel II, subray