En el proceso para elegir al nuevo presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), se ha configurado una terna que incluye a figuras destacadas en el ámbito de los derechos humanos en México. Tras un proceso de selección llevada a cabo por el Senado de la República, se ha revelado que la lista está conformada por Rosario Piedra Ibarra, Sara Irene Herrerías y Arturo Peimbert, cada uno con una trayectoria significativa en la defensa y promoción de los derechos humanos.
Candidatos para liderar la CNDH
Rosario Piedra Ibarra, quien es reconocida por su vinculación con el tema de los desaparecidos en México y por ser hija de una destacada activista, busca liderar la CNDH aportando su experiencia y compromiso con las causas sociales. Piedra es conocida por su labor en el Comité ¡Eureka!, una organización dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas.
Por otro lado, Sara Irene Herrerías ha trabajado en diversas instancias gubernamentales enfocadas en temas de derechos humanos e igualdad de género. Su trayectoria incluye la Procuraduría General de la República (PGR) y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), lo que resalta su amplio conocimiento en el área.
Finalmente, Arturo Peimbert ha sido ombudsman de Oaxaca, con una carrera orientada a la defensa de las comunidades indígenas y otros grupos vulnerables, destacándose por su labor en situaciones de crecimiento social complejas.
Con el fin de elegir a la mejor opción para encabezar la CNDH, el Senado realizó una serie de entrevistas y evaluaciones, tomando en cuenta la experiencia y las propuestas de cada uno de los candidatos. Ahora, la decisión queda en manos de los legisladores, quienes deberán votar para seleccionar al nuevo titular de la institución.
Al respecto, un senador declaró:
“Estamos buscando a la persona más adecuada, que pueda llevar adelante la defensa de los derechos humanos en un contexto tan complejo como el que vive nuestro país”.
El proceso apunta a garantizar que la CNDH tenga un liderazgo comprometido no solo con la defensa de los derechos humanos, sino también con la adaptación de la institución a los nuevos retos que enfrenta México en esta materia.