Durante el Festival Cervantino de este año, celebrado en Guanajuato, los críticos del Gobierno no perdieron la oportunidad para expresar sus opiniones. Diversas “calacas” fueron utilizadas para lanzar mensajes directos a figuras prominentes como el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el ex Presidente Enrique Peña Nieto. Las sátiras se hicieron visibles en el marco de este importante evento cultural, reflejando el descontento de una parte de la población con la clase política actual.

Crítica a través de la sátira

Las calacas, tradicionales figuras literarias que combinan verso y humor, fueron el vehículo perfecto para expresar inconformidades. En estas composiciones, se hicieron referencias a los eventos actuales y decisiones políticas que han sido motivo de controversia en el país. Las críticas no solo se enfocaron en los líderes actuales, sino también en la administración anterior, indicando que el descontento es una constante más allá de un solo periodo presidencial.

Entre los temas abordados en las calacas, destacan las promesas no cumplidas, acusaciones de corrupción y la percepción de una gestión inadecuada en varios frentes. Estos temas se han convertido en puntos clave en el debate público en México.

Algunas de las estadísticas y datos presentados en las calacas fueron:

• Menciones a la inflación y la economía actual.
• Cifras sobre la violencia y el crimen.
• Datos relacionados con la corrupción gubernamental.

En este contexto, las calacas sirvieron como un reflejo de las preocupaciones de la población, mostrando que las plataformas culturales también son espacios de crítica y libertad de expresión. Estos mensajes satíricos enviaron una señal clara a los políticos: el pueblo mexicano se mantiene atento y exigente respecto a las acciones de sus gobernantes.

Un poeta presente en el evento expresó:

“La sátira es el grito del pueblo cuando los discursos oficiales no bastan para calmar nuestras inquietudes.”

Esta declaración refuerza la importancia de las manifestaciones culturales como vehículo de crítica social.