El proyecto del Tren Maya sigue generando controversia y afectaciones ambientales. En la más reciente actualización, las obras para la construcción de esta infraestructura han implicado la tala de 219 hectáreas adicionales de vegetación en el estado de Quintana Roo. Este dato es relevante considerando los compromisos del gobierno federal para minimizar el impacto ecológico de esta obra.
Impacto Ambiental
De acuerdo con el reporte proporcionado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el corte de estas nuevas hectáreas se realizó sin la presencia de los permisos necesarios para el cambio de uso de suelo. Esta acción ha provocado la reacción de diversas organizaciones ambientalistas que ya habían advertido sobre el daño ecológico que se estaba generando en la zona por la construcción del Tren Maya.
La tala de estas hectáreas se suma a las críticas previas sobre la gestión del proyecto, en particular sobre las decisiones que afectan el medio ambiente. Se había prometido que la obra sería realizada con los más altos estándares de cuidado ambiental, algo que estos datos ponen en duda.
Al respecto, el consultor ambiental, Carlos Ánchez, explicó:
“Estamos hablando de zonas de altísima biodiversidad, muchas de ellas incluso protegidas por leyes nacionales e internacionales. El impacto de perder estas hectáreas es irreparable.”
Las cifras relevadas indican lo siguiente:
- 219 hectáreas de nueva tala
- Afectación en áreas de alta biodiversidad
- Impacto sin permisos de cambio de uso de suelo
Reacciones y Medidas
Ante la divulgación de estos datos, la respuesta de la comunidad ambientalista ha sido inmediata. Grupos como Greenpeace México han manifestado su preocupación y han exigido una intervención urgente por parte del gobierno para detener la tala y revisar los procedimientos del proyecto.
El gobierno federal ha emitido comunicados en los que recalca su compromiso con la preservación del medio ambiente y asegura que todas las acciones en el proyecto del Tren Maya están siendo monitoreadas rigurosamente. Sin embargo, las evidencias presentadas por Semarnat sugieren lo contrario, y la presión pública continúa en aumento.
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