En el estado de Morelos, la irrupción del crimen organizado ha trastornado profundamente la vida cotidiana. A partir del asesinato de Samir Flores en 2019, se ha desatado una oleada de violencia vinculada al control territorial y el narcotráfico, convirtiendo la región en un campo de batalla constante.

El impacto de la violencia en Morelos

Las estadísticas reflejan la gravedad de la situación. Morelos ha registrado un incremento preocupante en la violencia homicida y otros delitos graves en los últimos años. Entre los datos más alarmantes se encuentran:

• Un aumento del 45% en los homicidios desde 2019.
• Más de 600 personas asesinadas en el último año.
• Cerca de 200 desapariciones reportadas desde comienzos de 2022.

La violencia no solo afecta a los involucrados en actividades ilícitas, sino también a la población civil. Los ataques a negocios y extorsiones se han vuelto comunes, generando un clima de inseguridad y miedo en las comunidades.

“No podemos salir de nuestras casas después de las 7 de la noche; es muy peligroso,” comentó un residente de Cuernavaca que pidió mantenerse en el anonimato.

La ineficiencia y la corrupción dentro de las fuerzas policiales han agravado la situación. Muchos ciudadanos desconfían de las autoridades y creen que están coludidas con grupos criminales. Esta percepción ha llevado a la creación de comités de autodefensa en algunos municipios.

Además, los expertos subrayan la urgencia de abordar las causas profundas del crimen organizado, como la pobreza y la falta de oportunidades. Sin embargo, las soluciones a largo plazo necesitan de una estrategia integral que involucre tanto al gobierno federal como a las autoridades locales y a la sociedad civil.

En medio de esta crisis, los ciudadanos de Morelos claman por paz y justicia, esperando que pronto se tomen medidas efectivas para recuperar la tranquilidad que tanto anhelan.